lunes, 8 de febrero de 2016

La (nueva) primera visita a la (nueva) clínica


Después de una búsqueda breve pero informada, nos decidimos a visitar una nueva clínica. Habíamos hecho una pequeña lista según nuestras preferencias, pero lo que nos encontramos en la primera de ellas fue suficiente para convencernos: debemos de ser chicas fáciles, pues lo mismo nos ocurrió la primera vez ;)

A lo largo de todo este tiempo, nuestros criterios para elegir clínica han cambiado. Junto a la importancia de una primera visita gratuita (está claro que las clínicas que no la hacen nos tienen perdidas como clientes), hemos añadido la cercanía a casa. Y aunque todas las clínicas nos pillan lejos (es lo que tiene vivir en un pueblo), en esta ahorramos algo de tiempo: justo lo que ganamos en comodidad y tranquilidad.

Seguimos manteniendo la condición de que en la página web se haga una referencia explícita a las parejas lesbianas, pero ahora también queremos que se visibilice el modelo que hemos elegido para formar nuestra familia: no deja de resultar paradójico cómo muchas clínicas, algunas de muchísimo renombre, apenas publicitan la mitad de los tratamientos que realmente hacen. ¿Cuál puede ser el motivo? Nosotras no queremos premiar con nuestra confianza (¡ni con nuestro dinero!) esta manera de actuar, por mucho prestigio que tengan las clínicas que lo hacen.

Por otro lado, aunque seguimos buscando unos precios razonables (¿a quién le sobra el dinero después de dos años de pruebas y tratamientos?), estamos dispuestas a pagar un poco más por las prestaciones que buscamos. Particularmente, a lo largo de este tiempo he llegado a la conclusión de que resulta casi imprescindible que las clínicas cuenten con una tecnología tipo embryoscope, pues el desarrollo embrionario temprano puede llegar a ser (como lo ha sido en mi caso) muy traicionero. Cuando un embrión tipo A no se implanta o muere, mientras que un embrión tipo D sale adelante, seguramente influyen más factores que la casualidad o el milagro: factores que la ciencia desconoce y que este tipo de tecnología está ayudando a esclarecer.

Además, en esta nueva búsqueda hemos descubierto que muchas clínicas tienen atención psicológica gratuita. Este es un punto que nos parece importantísimo cuando los tratamientos se complican, pues anima a hacer uso de un servicio que contribuye a aliviar los aspectos más dolorosos de los tratamientos. Aunque también es verdad que, una vez metidas en el tsunami de gastos que conlleva la reproducción asistida, el dinero que cuesta una consulta puede considerarse un daño colateral más: en nuestro caso, la razón fundamental de que nunca pidiéramos una cita con la psicóloga de la primera clínica fue que la consulta obligatoria nos pareció un timo en toda regla, por lo que habría sido absurdo gastarse el dinero en hablar con una persona que no nos generaba ninguna confianza.

Finalmente, un detalle con el que soñamos (aunque sabemos que suele ser el punto débil de casi todas las clínicas) es una buena atención al paciente. No tanto por parte de los médicos como del resto de personal que te atiende. Las pacientes de reproducción asistida pasamos por momentos muy difíciles, y no solemos encontrarnos el estoicismo cuando nos hacen comentarios del tipo: "Como lleváis tanto tiempo aquí...". Si en las clínicas supieran cuántos clientes pierden debido a los comentarios desafortunados, seguramente invertirían algo más en cuidar lo que sueltan por sus bocas.

El caso es que esta nueva clínica que hemos visitado ha cumplido con todos nuestros requisitos... y más.


Para empezar, la hoja que nos dieron para rellenar nuestros datos personales tenía un formato inclusivo: un apartado se llamaba "Datos de la mujer" y el otro, "Datos de la pareja". Además, en todos los huecos para firmar ponía "D./Dña.". ¿Era tan difícil como para que Alma se haya tenido que tirar dos años firmando debajo de "D."?

Parecen detalles, pero no lo son. De nada sirve llenarse la boca con la amplia experiencia de una clínica en atender a parejas lesbianas, si a la hora de la verdad haces que se sientan excluidas, intentando adaptarse a un sistema que no está pensado para ellas.

En segundo lugar, mientras estuvimos esperando, leímos algunos folletos donde te explicaban cómo eran sus instalaciones y los protocolos que seguían en quirófano o en el laboratorio. Evidentemente, este tipo de información está lleno de marketing y solamente muestra los puntos fuertes. Pero también es verdad que solo se puede presumir de algo si de hecho se lleva a cabo, y esta clínica tenía bastante de lo que presumir (incluyendo embryoscope y atención psicológica gratuita), lo cual nos gustó bastante.

Una vez en la consulta, nos pareció importante que en ningún momento cuestionaran el tratamiento que hemos elegido. No intentaron vendernos ninguno más complejo que fuera económicamente beneficioso para ellos, sino que se limitaron a explicarnos cuál iba a ser el proceso que seguiríamos. Además, estaban de acuerdo con la decisión de renunciar a mi genética: tras hacerme una ecografía (incluida en la primera consulta gratuita, al contrario que en la primera clínica), la doctora nos explicó que tenía una buena reserva ovárica, así que no era buena señal que en las dos FIV hubiéramos obtenido tan solo dos embriones. Por lo demás, tampoco cargaron contra la clínica anterior, lo que me pareció muy honesto: que no queramos volver no implica que lo que hicimos con ellos estuviera mal.

En cuanto a los aspectos económicos, nos sorprendió gratamente que esta clínica no resultara especialmente cara: el precio de los tratamientos era ligeramente superior al de la clínica anterior, pero a cambio ofrecen más (y mejores) servicios. Por otro lado, en su día valoramos muchísimo que en la primera clínica nos explicaran los seguros que podíamos hacernos y también que podíamos intentar hacernos algunas pruebas en la Seguridad Social. En esta clínica, sin embargo, nos remitieron directamente a la Seguridad Social: nos pareció mucho más normalizado y pensamos que, con un poco de suerte, no nos tendremos que enfrentar a todos los contratiempos que nos encontramos en la otra clínica por no tener seguro.

El trato que recibimos en todo momento fue exquisito. No digo que les saliera del corazón, ¡ni falta que hace! Se notaba que tenían formación en atención al paciente, y aunque haya a quien le pueda resultar falso o forzado, a mí me vale. No necesito que me den cariño, pero tampoco estoy dispuesta a aguantar los malos días de nadie. Sé que solo hemos tenido un primer contacto, y que cuando llevemos allí un tiempo (¡espero que no sea mucho!) nos habremos encontrado de todo. Pero, por el momento, es un aspecto a su favor

En resumen... ¡ya tenemos clínica nueva!

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...